¿Estamos preparados?

La reflexión acerca de los beneficios y riesgos que el uso de las herramientas Web 2.0 en general, y las redes sociales en particular, supone para nuestros alumnos debe implicar la puesta en marcha de acciones dirigidas a los colectivos que conforman, inicialmente, la comunidad educativa: docentes, padres y los propios alumnos e hijos.

Docentes y padres sufren la sensación de estar “fuera de juego” en muchos de los aspectos relacionados con el uso de estas herramientas.



Si bien es cierto que la afirmación anterior es cada vez menos aplicable a la realidad, no lo es menos que, cuando comenzaban a aterrizar y dominar las tan traídas y llevadas “Nuevas Tecnologías” (ya no tan nuevas), asisten boquiabiertos a la explosión que supone la irrupción de la Web 2.0 y todas sus herramientas asociadas (entre ellas, y copando los primeros puestos, las redes sociales).

Muchos padres y docentes se sienten abrumados ante lo que, suponen, es un “conocimiento” de estas herramientas por parte de hijos y alumnos, que muestran su “destreza” a la hora de iniciar una sesión en una red social y compartir cierta información con sus “iguales”.

Al sentimiento anterior se le une la angustia que les provoca la aparición de noticias acerca problemas derivados del uso de dichas redes sociales que afectan a otros chicos y chicas de edad parecida a sus hijos o alumnos.

El “desconocimiento” de las herramientas 2.0 y, sobre todo, de su alcance, puede provocar estos sentimientos en muchos padres y docentes, así como la sensación de estar a mucha distancia del conocimiento que tienen sus hijos y alumnos, lo que les impide “acompañarlos en esta aventura”, velando por su integridad e intereses.

Pero, ¿es esto totalmente cierto? ¿es real un desconocimiento tan profundo por parte de profesores y padres? Y, sobre todo, ¿es realmente cierto un dominio, tan profundo como le suponen a alumnos e hijos, de estas herramientas? ¿qué profundidad real tiene la “brecha digital” entre profesores, padres, alumnos e hijos (si es que realmente existe más allá de la introducción mecánica de un nombre de usuario y una contraseña en una red social o la descarga de cualquier cosa en un móvil) ?

En mi opinión, es importante plantear preguntas como las anteriores, como punto de partida que nos permita llegar a una descripción los más acertada posible (alejada de suposiciones o percepciones distorsionadas) de la realidad existente en Centros y Hogares. Esto nos permitirá llegar a líneas de actuación en y entre profesores, padres, alumnos e hijos. Actuaciones que permitan a unos acompañar y ser acompañados por los otros en este reto que nos plantea esta nueva forma de comunicarnos y compartir.

Y aquí, creo, que está la clave: estamos hablando de una herramienta para la comunicación, participación, intercambio, compartir, …. ¿estamos preparados?

(También publicado en Redes Sociales Educativas)

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